Las aftas o llagas se manifiestan en la mucosa bucal; interior de las mejillas, encías, paladar o lengua, en forma de pequeñas llagas blancas o amarillentas, rodeadas por una zona enrojecida.
¿Aftas o herpes labial?
Las aftas no son contagiosas, pero se las suele confundir con el herpes labial, causado por el virus del herpes. La diferencia es que, mientras las aftas aparecen en el interior de la boca, el herpes –también llamado ampollas de fiebre o herpes simplex– lo hace en el exterior –alrededor de los labios, bajo la nariz o en mentón– y es contagioso, de origen vírico.
La primera infección por herpes se suele producir en la infancia, sin síntomas o confundido con otra dolencia como gripe o resfriado. De adulto, este virus se puede manifestar de forma recurrente o permanecer inactivo.
Causas del afta
No está claro el origen exacto de esta dolencia, pero la aparición de aftas se relaciona con déficit de vitaminas, estrés, tabaquismo, traumatismos –mordeduras accidentales– algunos medicamentos como antibióticos, cambios hormonales o predisposición genética, entre otros.
Algunos dentífricos o enjuagues bucales contienen sustancias que pueden provocar la aparición de aftas, así como un cepillado agresivo con un cepillo de cerdas excesivamente duras.
Consejos para tratar y prevenir las aftas
Habitualmente desaparecen solas, pero si persisten durante varias semanas, es conveniente acudir al médico para prevenir otras enfermedades. No está de más seguir unas sencillas pautas para aliviar los síntomas:
Evitar picantes, alimentos ácidos y bebidas muy calientes.
Enjuagues con agua y sal, o agua y bicarbonato.
Dieta equilibrada con aporte de ácido fólico –verduras de hoja verde, legumbres–, vitamina B –carnes, mariscos, lácteos, huevos, cereales– y hierro –carnes rojas, frutos secos–.
Higiene adecuada con cepillo no excesivamente duro, evitando un cepillado agresivo.
